REPRODUCCIÓN DEL ARTÍCULO DE MI AUTORÍA, PUBLICADO EL DÍA SÁBADO 31 DE DICIEMBRE DEL 2016, EN LA REVISTA VIRTUAL LIMA EN ESCENA :
http://limaenescena.blogspot.pe/2016/12/vigilar-y-castigar-fotografias.html
LAS EXPOSICIONES MÁS DESTACADAS EN ARTES VISUALES DEL 2016
ESCRIBE: ROSA MARÍA VARGAS R.
FOTOS: ARCHIVO ROSA MARÍA VARGAS R.
En
el 2016, además de la gran afluencia de exposiciones que se han venido llevando
a cabo, también ha sido un año de lamentables pérdidas para las artes visuales
en el Perú: los pintores Juan Javier Salazar y Venancio Shinki, además de los
escultores Lika Mutal y Miguel Baca Rossi, han dejado un gran vacío en nuestro
medio, pero su legado artístico estará siempre presente en nuestra memoria y continuarán
siendo referentes para las nuevas generaciones de artistas y parte de la
historia del arte en el Perú.
Este
presente año han destacado artistas de diversas generaciones, cuyo trabajo
artístico no puede dejar de mencionarse en las presentes categorías que, bajo
la humilde opinión de quien escribe, merecen tal distinción y de los cuales se
hará mención a continuación:
En esta terna se deben considerar dos muestras importantes: La de Jaime Higa: El Dedo En La Llaga, en la galería German kruger del ICPNA de Miraflores y La exposición antológica de Cristina Gálvez en la sala Luis Miró Quesada Garland de la municipalidad de Miraflores.
La
retrospectiva de Jaime Higa(Callao-Lima, 1960), bajo la curaduría de Miguel
López, titulada El dedo en la llaga, recorre toda la trayectoria artística del
artista quien es considerado
además, como uno de los referentes importantes en cuanto a la
“apropiación” de imágenes icónicas y como en alguna oportunidad quien escribe
comentara en su momento, su concepción
es aún más transgresora que la de
Wharhol o la del propio Lichtenstein. Jaime Higa
se apodera de los personajes de comics e íconos de la cultura popular,
la literatura y política Peruana, los reinterpreta otorgándoles una atmósfera
mundana, lúdica, satírica e irónica (combinando personajes del “manga” japonés
o de los Comics americanos), sin demasiada pretensión, ni sustancia,
características que reflejan claramente aquella “vanalidad” propia de dicha
corriente estilística, dando como resultado obras predominantemente efectistas
pero muy bien logradas y recurrentemente cargadas de simbolismos. Higa posee un buen dominio del dibujo,
pintura y de las técnicas gráficas
digitales, su empleo del color y el dibujo imitan fielmente las tonalidades
empleadas en el “Comic”, y sus
artísticos “collages” también destacan. Éstos últimos forman parte de la etapa
inicial de Higa como Artista y el cual considero, es el trabajo más personal de toda su
producción. Sus objetos intervenidos y
encajonados resultan muy interesantes, atractivos visualmente. Esa misma
actitud lúdica se ve reflejada en la fotografía intervenida donde a modo de
secuencia de imágenes pero desde una óptica gay que resulta explícita del
desnudo homosexual pero al mismo tiempo apela a una suerte de sátira a la
censura social. Al mismo tiempo sus instalaciones que van desde lo más
tipográficamente conceptual hasta lo más
evidente-recordando aquella pintura/intervención/instalación que realizara
conjuntamente con el artista Eduardo Tokeshi
titulada: Uchuraccay, dando un
giro hacia un arte más contestatario, denunciando un hecho histórico como la
matanza de ocho periodistas asesinados en el mencionado lugar ubicado en la
región de Ayacucho allá por el año 1983, hecho fatídico que forma parte de
nuestra memoria histórica para quienes sobrepasamos los cuarentas. Además Jaime
incursionó durante varias décadas en la performance y en esta muestra nos hace
evocar aquellos días, gracias al material fotográfico existente. Igualmente se
debe reconocer el acertado trabajo curatorial de esta exposición, porque la misma, es la más completa del artista pues, ha
logrado reunir, todas las disciplinas artísticas en las que ha venido
incursionando a lo largo de su prolífica trayectoria y este gran esfuerzo
consigue reafirmar (aún más) a Jaime Higa como uno de los representantes más
importantes del arte peruano contemporáneo.
Respecto
a la exposición antológica de Cristina Gálvez (Lima-Perú, 1916-1982) bajo la
acertada dirección de Jimena Mora, denominada:
“100 años de Cristina Galvez”, quien en la década de los setentas(siendo
ya una consumada escultora) impartirá clases de dibujo en su Casa-taller en el
distrito de Miraflores(Lima) a quienes después serán destacados artistas de
nuestro medio, entre ellos: Sonia Prager, Margarita Checa, Bruno Zepilli Gino
Ceccarelli, Charo Noriega, Armando Williams, Rhony Alhalel, Etc. La exposición
está conformada por algunas piezas escultóricas, dibujos y litografías de una de sus series más
destacadas: “tablero de ajedrez” y en dichas técnicas se puede apreciar la
influencia del dibujo tradicional europeo que nos remite a artistas como “El
Bosco”, por ejemplo; además de advertir una recurrente estética de lo grotesco
de sus estilizados, e híbridos personajes
enmarcados dentro de una atmósfera violenta y surrealista de sus
litografías, mientras que en sus dibujos y escultura los dota de una fuerte
carga emotiva y características andróginas; y el común denominador de toda su
obra radica en la precisión de la línea, aun cuando ésta es suelta, la misma
denota el resultado de su habilidad y por supuesto: de su formación académica;
en suma, rasgos que han venido
caracterizando la producción de la artista a través del tiempo. Y si agregamos
a lo antes mencionado, su legado en la metodología en la enseñanza artística,
estamos ante la obra de un referente importante de la escultura moderna y del
dibujo en el Perú del siglo XX y esta muestra antológica es un justo
reconocimiento a su memoria.
Buscando a Pizarro, de Marcel Velaochaga (Lima-Perú,
1969), realizada en la galería del ICPNA de Miraflores. En esta muestra
pictórica, el artista apela a la apropiación de imágenes y a la memoria
histórica del Perú, teniendo como imagen icónica protagonista a la figura del
Conquistador Francisco Pizarro –imagen extraída de la obra del pintor Daniel
Hernández( Huancavelica-Perú, 1856 – Lima-Perú, 1932), lienzo que pintara en
1928. Partiendo de dicha imagen el
artista conjuga diversos contextos de
nuestra historia, apelando a la ironía y a la sátira para construir una atmósfera bizarra en la
cual se entremezclan no solo la tradición y la cultura sinó también otros males
endémicos de nuestra sociedad: la corrupción, la violencia y la opresión de la
clase dominante, elementos de una realidad peruana atemporal heredada de
Pizarro y los españoles desde su llegada al Perú en el siglo XVI; y que,
gracias a la habilidad de Velaochaga, se convierte en suerte de analogía, donde
a pesar de las numerosas coyunturas políticas y sociales por las que atravesó
el Perú, nos demuestra que la historia es cíclica: los procesos políticos,
sociales, económicos etc. son los mismos pero lo único que cambia son los
actores, y la evolución positiva o negativa han sido y serán una constante de
la realidad peruana de ayer, hoy y siempre.
En
esta serie, la aplicación del color por parte del artista es básicamente en planos
y en capas, el tratamiento del mismo es producto los efectos obtenidos con las
técnicas de la gráfica. Su paleta posee una diversidad cromática que por
instantes se puede asociar al naturalismo académico y en otros se observan
colores más cercanos a los tonos de las escalas de Pantone, esto último es una
característica indiscutible del color en el
diseño gráfico. Asimismo, se pueden apreciar otros íconos visuales del
arte peruano, tal es el caso de Atahualpa, extraído de la obra de Luis Montero
“Los funerales de Atahualpa” y cuya versión “pop art” realizaría el propio
Velaochaga en el año 2005; las mujeres
del ande del Pintor Quispejo o una
inscripción de la obra dedicada al libertador Simón Bolívar realizada por José
Gil de Castro en el siglo XIX forman parte de la iconografía de esta muestra. Con
esta suma de apropiación de imágenes, el
artista nos invita a realizar una reflexión crítica de la historia
contemporánea del Perú en todos sus aspectos a través de la pintura: técnica y
propuesta que Marcel Velaochaga maneja
con suma destreza y que lo ha convertido en estos últimos años en uno de los
artistas más destacados de su generación.
Manos
Creadoras: Manos De Mujer (bajo la
curaduría de Cesar Ramos). Esta es una propuesta que aborda además del arte, el
tema de género, integrando la técnica académica de destacadas artistas visuales
del medio, tales como: Luz Letts y Lici Ramirez( solo por mencionar algunas),
con el trabajo de las artistas tradicionales procedentes de diversas regiones
del Perú; desde la perspectiva antropológica de su curador. El trabajo de los
artistas regionales ha sido erróneamente denominado desde hace mucho tiempo (de
forma peyorativa e inconsciente) como “artesanía” y, por otro lado, en un intento de revalorar
este arte en la década de los setentas, se le adjudicó la etiqueta de “arte
popular”; términos que no le hacen justicia,
y por mucho que se piense que el trabajo de los artistas regionales
posee una naturaleza empírica, es sin embargo, el resultado de un proceso de
aprendizaje-a través de la enseñanza- el cual se ha venido transmitiendo de
generación en generación y concebidos además, bajo sus propios cánones y ello
se denota en la forma, el empleo del color(intenso y vibrante en la mayoría de
piezas), las texturas de sus materiales, etc, etc. De ahí su particular sentido
de la estética: rasgos que a través del tiempo han ido identificando el arte de
los diversos grupos étnicos quienes han recibido el legado de ancestrales civilizaciones durante el
transcurso de su historia, y además, han venido empleando materiales e insumos
producidos en su propia región y, que de algún modo , han sido considerados
como poco convencionales para el arte occidental, sin embargo, desde hace algunos años atrás, están siendo
explorados por artistas visuales de formación académica como materia prima para
materializar sus propuestas: los tejidos, la indumentaria, el arte utilitario
de raíces andinas o amazónicas, los patrones del dibujo amazónico, los tintes empleados para dar color a la tela, todos
ellos son recurrentes actualmente como parte de la investigación para las
diversas propuestas de artistas académicos en la actualidad, y por ende esta
exposición consigue valorar y unificar
el trabajo de mujeres peruanas desde la perspectiva artística sin que ello
altere su identidad como artistas. Una buena exhibición que dignifica y
revalora las artes tradicionales a
través de una transición inclusiva del arte tradicional desde su lugar de
origen hacia la galería de arte a través de la fusión entre lo moderno y lo
tradicional de artistas mujeres peruanas unidas por sus habilidades y talento
sin importar su procedencia, la formación que posean, ni su propia esencia
artística.
Vigilar
Y Castigar, Fotografias Penitenciarias Del Siglo XIX, en A,A & A
Gallery, ubicado en el Callao monumental. La muestra ha sido dirigida por Sophía Durand
en co-curaduría con Sonia Cunliffe, quienes han investigado acerca de la fotografía
como parte importante de la organización documental de la otrora Penitenciaria
de Lima (Panoptico), construida tras abolirse la pena de muerte, entre 1856 y
1860, por disposición del Presidente del Perú, Don Ramón Castilla, dando inicio a un sistema carcelario del cual
el Perú carecía por aquel entonces. Establece, entre otros aspectos, que la
fotografía ha sido permanentemente un instrumento de control y orden por parte
del estado y actualmente tiene el mismo propósito (y lo seguirá teniendo, ya sea
apelando a la fotografía u otros medios tecnológicos). Así mismo, nos demuestra que el Perú del
siglo XIX no fue ajeno a ese medio de control a través de la fotografía o
Daguerrotipo, nombre con el que se le denominaba por aquel entonces en honor a
su creador: el Francés Louis Jacques Mandé Daguerre; y desde la llegada del
invento de Daguerre al Perú en 1842(traído por el fotógrafo Maximiliano Danti)
se consideró una herramienta tecnológica que tuvo un propósito comercial, dando
lugar así a los primeros estudios fotográficos itinerantes y estables que
realizaban fotografía artística para una clientela con un mero afán por
perennizar un acontecimiento familiar o por la necesidad de identificarse o ser
reconocido mediante el económico formato fotográfico de la “tarjeta de visita”,
aunque las dimensiones del formato fotográfico empleadas por el sistema
penitenciario de aquel entonces era reducida en comparación con el formato de
la tarjeta de visita.
Partiendo
de la investigación documental, las curadoras recurren a los registros gráficos
como fuentes de información y en especial a la fotografía vista, incluso, más
allá de la perspectiva del arte: como un soporte documental o documento de
registro, recreando a través de ella(la fotografía) el contexto, permitiendo
además, que el observador desde su propia percepción identifique y analice los
rasgos psicológicos y /o los sentimientos encontrados a través de cada
expresión facial o lenguaje corporal de los protagonistas, que han sido
reproducidos a fidelidad por la cámara. Así mismo, establece que nuestro
incipiente sistema carcelario del siglo XIX adolecía desde sus inicios de una
deficiente organización y en especial, en lo relacionado a los documentos de
gestión administrativa durante las últimas cuatro décadas del decimonónico, y
de cómo gracias a la investigación basada en este pequeño fondo documental
recopilado (el cual consta de 52 documentos originales), bien sería el punto de
partida para reconstruir un período de la historia penitenciaria en el Perú y al
mismo tiempo(bajo la perspectiva del arte) nos permitiría abordar la parte
técnica(como el empleo de insumos empleados en fotografía durante el siglo XIX
en el Perú , por ejemplo) y aspectos del lenguaje gráfico-formal(composición,
luz, color, etc. etc.) incluyendo así a la “fotografía penitenciaria” como un
género fotográfico como un referente más para las investigaciones realizadas en
torno a la historia y evolución de la fotografía en el Perú. Un excelente trabajo Curatorial y de
investigación, poseedor de una bien fundamentada justificación de sus registros
gráficos presentados.
Tránsito Anónimo, de Rosa María Valle (Lima-Perú, 1991), Artista
visual egresada de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del
Perú. Obtuvo la Medalla de Oro otorgada por Ensabap como alumna destacada de su
promoción, en la especialidad de Pintura (2015) y en el presente año 2016
obtiene el Premio ICPNA Audiovisuales, con el Proyecto Tránsito Anónimo. En dicha
exposición, la artista construye su propio lenguaje visual empleando como medio
la instalación audiovisual, alternando secuencias de escenas con imágenes
icónicas yuxtapuestas (recurriendo a la edición de imágenes a través de la
extensión digital conocida como gif). Por
otro lado, otras imágenes se aprecian en contraposición pero bajo el principio
de reflexión (como si fuesen reflejadas
en un espejo), superposición de imágenes compuestos por signos indéxicos (que
nos indican acciones que van a suceder o que han sucedido) y, algunos simbolismos que complementan al
discurso de la artista y es, a través de la imagen en movimiento, con la cual
denota y acentúa la importancia del espacio temporal ante el frecuente desorden
cotidiano del tránsito peatonal y vehicular dentro del contexto-por demás
caótico- del Centro de Lima. Sumando todos los elementos antes
mencionados, la artista construye a partir de ellos una nueva dimensión desde
la cual, analiza la importancia del espacio urbano proponiendo la necesidad de
una identificación del individuo con el área por el cual transita
constantemente, algo que no se logra por completo en el día a día, y es esa
misma falta de identidad (consecuencia de la diversidad cultural, social y
étnica predominante en los habitantes de nuestra capital) lo que convierte a la
Lima urbana en un espacio invadido por individuos heterogéneos entre sí,
quienes ignoran el real valor del contexto compartido cotidianamente durante su
efímero recorrido y alejan toda intención socializadora. Un interesante discurso
de cariz antropológico, que guarda coherencia con su propuesta técnica audiovisual.
Antes
de finalizar esta publicación, les hago llegar las más sinceras felicitaciones
a los artistas y curadores antes mencionados y los mejores deseos de un
artísticamente productivo año venidero a todos los artistas peruanos y para los
seguidores de este magazine virtual, un felíz y exitoso 2017.
ACERCA DE ROSA MARÍA VARGAS:
Rosa María Vargas R. (Lima-Perú,
1974). Crítica e
Historiadora de Arte, Curadora independiente, Docente Universitaria y Gestora
Cultural. Con estudios de Maestría en Historia del Arte Peruano y
Latinoamericano(postgrado de Letras y Ciencias Humanas) en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú; Licenciada en Historia (Facultad de
Humanidades) en la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, Perú;
Posee un Diplomado en Museología y Gestión de Museos en la Universidad Nacional
de Trujillo(Perú); Diploma de Gestión Cultural otorgado por el Museo
Metropolitano de Lima / Municipio de
Lima, con estudios de Pintura en los talleres de la Escuela Nacional Autónoma
de Bellas Artes del Perú, y Dedicada a la investigación de historia del Arte
Peruano siglos XIX , XX y Contemporáneo. Actualmente ejerce la docencia en la
Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú y la crítica de
arte en su blog https://rosamariavargashistoriadoradelarte.blogspot.pe