Cuando me inicie
en el medio del arte incursionando en la curaduría e intentando hacer crítica
de arte allá por el año 2012, creía que siendo historiadora y haber llevado
cursos durante año y medio de Historia del arte en la universidad como parte de
mi formación además de algunos talleres de pintura en la Escuela Nacional
Superior Autónoma de Bellas Artes era suficiente. Si embargo, adolecía del
mismo problema que tienen los historiadores, sociólogos, antropólogos, comunicadores
y todo aquel que desea incursionar en el campo del arte: que hacer historia del
arte es hacer historiografía del arte y analizar el mismo desde la perspectiva
de su especialidad (algo que no está mal después de todo, pero que únicamente sirve
para contextualizar la obra de arte o verla desde otro aspecto). Pero con el transcurrir del tiempo me dí
cuenta que la historia del arte era mucho más que la idea preconcebida que
tenía de ella, y así fue como postulé a la maestría en Historia del arte de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y sin duda alguna, mi manera de pensar
cambió completamente, y reconozco que ha sido la mejor decisión que he tomado
en mi vida. Aprendí entre otras cosas, que no cualquiera puede hacer historia
del arte así tenga la mejor intención), porque la historia del arte tiene su propia
metodología que tiene como prioridad el análisis plástico de la pieza artística
y a partir de la misma se desarrollan los demás aspectos relacionados a la
pieza y no al revés (algo que al inicio me costó hacer). Pero este cambio no habría
sido posible sin la ayuda de los docentes que aportaron a mi formación y a
quienes agradezco profundamente cada observación, llamada de atención, crítica
y enseñanzas. Gracias, Dra. Martha Barriga Tello, Dr. Jaime Mariazza, Dra. Nanda
Leonardini, Mg. Patricia Victorio Cánovas, Mg. Luis Ramírez y Mg. Fernando
Hinojosa por los valiosos conocimientos aprendidos bajo su enseñanza y que
pondré en práctica a partir de ahora en adelante. Muchas gracias!.